La semana pasada, en las oficinas de la distribuidora Ley Seca, pude conocer los vinos de Alta Yarí, elaborados en viñedos de gran altura, ubicados casi al límite de crecimiento para la vid, al pie de las montañas en Gualtallary, uno de los rincones más fabulosos del Valle de Uco.

por Diego Horacio Carnio para www.elperfectovino.com

Con altitudes fuera de lo común para los viñedos en Mendoza y una finca de 250 ha, los viñedos se encuentran plantados entre los 1350 y 1600 msnm, distribuidos en pequeñas parcelas a lo largo de los valles de las Lomas del Jaboncillo. En este rincón extremo de suelos variados –aluvionales, arenosos y rocosos con abundancia de carbonatos- se cultivan uvas de Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay y Torrontés.

El proyecto nació en 2007, está a cargo del enólogo Juan Bruzzone y cuenta con la asesoría de Hervé Fabre, alma máter de Fabre Montmayou. Todas las vides fueron plantadas al inicio del proyecto y mediante un proceso de prueba y error, se fueron seleccionando las uvas que finalmente dieron vida a los vinos de la bodega.


En el ágape de presentación, Juan Bruzzone nos contó que “la finca es muy particular y vigorosa, ofrece la posibilidad de obtener uvas no sólo con cualidades distintas, por la diversidad de suelos que la caracteriza, sino también por las altitudes comprendidas entre los 1350 y 1600 metros sobre el nivel del mar y la distinta irradiación solar. Así, en las laderas de la sierra y  en pequeños valles con exposiciones a diferentes puntos cardinales, crecen las uvas blancas y tintas con sus particularidades”.

Probando los diferentes vinos quedan en claro esas particularidades de las que habla Bruzzone. El Chardonnay, con una nariz llena de manzanas verdes, es un Blend de uvas de diferentes alturas, fresco y muy bebible. El Torrontés es uno de los cosechados a mayor altura de toda Mendoza, con una paso por barricas y una nariz y una boca cítrica, muy inetresante. Por su parte, el Cabernet Sauvignon encontró su lugar en la finca en las tierras más bajas, a los costados de las Lomas del Jaboncillo, resultando en un vino con tipicidad y distinción. El Gran Malbec y el Gran Corte, ambos cosechas 2018, fueron dos bombas de madera bien integrada, de narices complejas y una boca cautivante de final extenso y persistente.

De yapa y fuera de programa, degustamos también una Criolla obtenida de viejos parrales, fermentada en piletas abiertas con un mix de escobajado tradicional y uva entera. De color apinotado, su producción es de unas pocas botellas y un paso por barricas usadas que le otorgan personalidad.

Los vinos de Alta Yarí ya han obtenido importantes reconocimientos internacionales.  En el Decanter Wine Awards 2021, Alta Yarí Reserva Cabernet Sauvignon 2020, obtuvo una Medalla de Oro con 95 puntos y en el concurso International Wine Challenge (IWC),  Alta Yarí Grand Corte 2019, recibió una Medalla de Oro con 96 puntos siendo el vino argentino con el mejor puntaje en el certamen. La guía Descorchados 2022 eligió al  Alta Yarí Gran Torrontés 2021 como uno de los mejores torrontés del año con 94 puntos.

El perfil de los vinos de Alta Yarí se basa en el que reflejen fielmente el lugar de origen, con la impronta que le brinda especialmente la altitud del lugar. Esto último permite vinos blancos de buena acidez y por ende una frescura que no es habitual en un clima cálido como el mendocino mientras que en los vinos tintos, también influenciados principalmente por la altitud, logran aromas y texturas en boca que rompen con los esquemas tradicionales de los vinos del resto de la provincia. Los vinos de Alta Yarí son la muestra, una vez más, de lo inabarcable del universo de Baco, donde los factores climatológicos y geográficos permiten continuos descubrimientos y nuevos vinos.