Lo ideal hubiese sido, obviamente, llegar en un potente Mustang rojo, aunque hacerlo en mi humilde Volkswagen no cambió para nada lo bonito de la experiencia vivida hace muy poco en Mustang Meat Market, ubicado en las orillas de la Ruta 27, en Benavidez, muy cerquita de Nordelta.

Con estacionamiento propio, el lugar es difícil de resumir en pocas líneas. Es sin dudas un restaurante, pero también tiene algo de cervecería, de vinoteca y de wine bar. Eso sin nombrar que además es, como su nombra lo indica, un mercado de carnes (carnicería en criollo) de cortes Premium, muchos de ellos madurados o curados, como las modas actuales indican. Si a todo esto le sumamos que hay un sector de interiores y varios de exteriores y que en alguno de estos últimos hasta hay noches que se puede bailar, coincidirán ustedes que estamos ante un lugar al menos difícil de etiquetar. Pero metámonos de lleno en lo que fue nuestra experiencia gastronómica en Mustang Meat Market.

Comenzamos sentándonos en una de las mesas del salón interno e iniciamos la velada con unos aperitivos de un vermouth que cada día me gusta más: La Fuerza. Bien servido, la situación me da pie para agregar que el lugar cuenta con una interesante cocktelería entre las opciones que ofrece.

Ya con el vermouth extinguido, fuimos por unas empanadas que en la carta figuran divididas en duos, ya sea de carne o de quesos. Nuestro primer vino de la noche fue un Malbec Demencial de Finca Las Moras, un buen exponente del Valle de Calingasta, San Juan, elaborado por el enólogo Eduardo Casademont con uvas de viñedos ubicados a más de 1500 metros de altura. Un estupendo vino con intensa acidez y muy buena boca que no por nada obtuvo 94 puntos de la Guía Descorchados. Sobre las empanadas, solamente decir que estaban geniales en todos los aspectos: temperatura, textura, liviandad y relleno en la medida justa.

Con el plato principal se abrieron grietas entre los comensales. Algunos optaron por Milanesas, que en Mustang pueden venir acompañadas por papas fritas o por fideos. Si bien se veían geniales, mi inclinación particular me llevo a probar unos Rigatoni italianos de Barilla con una salsa con gambas a la crema. A esta altura o un ratito antes, fuimos por el segundo vino de la noche. Y el “fuimos” es literal, ya que para elegir el vino uno debe levantarse y escogerlo por motus propio, lo que le da a la ceremonia de elección un touch especial. En definitiva, mis manos se aferraron a otro Malbec, en este caso un apetecible Anko Flor de Cardón 2019 que el ilustre winemaker Colo Sejanovich elabora en Estancia Los Cardones, en Tolombón, a unos 1700 msnm. Un vino de cuerpo ligero, taninos suaves y mucha fruta, que jugó de primera con mi plato.

Antes de terminas los platos, nos vimos nuevamente en la necesidad de elegir otra botellita. Éramos cuatro. El número de comensales aún lo permitía. El elegido fue, entonces, un Tempus Alba Pleno Gran Reserva 2016, un Blend con 65 popr ciento de Malbec y el restante 35 de Cabernet Sauvignon, uvas ambas de la zona mendocina de Maipú y Luján de Cuyo. Un blend intenso, de estructura frutada pero de taninos maduros y presentes.

Sobre el final del recorrido, hubo tiempo aún para algo dulce y entre los postres de la carta me dejé llevar por una delicatesen dulce que me fascina: el famoso Suspiro Limeño. Fue bien acompañado por partida doble. Por un lado, con la copa de espumante de cortesía que nos trajeron a la mesa. Por otro, por otro gran vino como lo es el Malbec 2020 La Mascota, de Mascota Vineyard, bodega que de la mano del enólogo Rodolfo Opi Sadler supo conseguir múltiples premios aquí y en el exterior, sobre todo por su línea Gran Mascota.

Atención de primera, diversidad de platos y de etiquetas vínicas y un ambiente relajado y tranquilo nos regaló Mustang Meat Market, donde seguramente pronto volveremos hambrientos para probar específicamente sus carnes curadas y obviamente, contarte la experiencia.

Por Diego Horacio Carnio para www.elperfectovino.com

A %d blogueros les gusta esto: