Hace poquito asistí, invitado por la Bodega Arístides, a conocer sus nuevas añadas y a recorrer el hermoso camino que proponen sus vinos de siempre, en sus diferentes líneas y con algunas cosechas icónicas como broche de oro a tan hermoso encuentro.

Federico Sottano, alma máter de Bodega Arístides, junto a su hija Delfina en la presentación de las nuevas y clásicas añadas

Pasado el mediodía me di cita en el Bierhaus Tap Room, en Martínez, una fábrica de cerveza artesanal que también funciona como un muy pintoresco bar y restó, del cual hablaremos en forma más extendida a futuro, cuando pueda visitarlo para probar sus lúpulos y maltas. Pero fue allí donde me encontré con Federico Sottano, propietario y director de la Bodega, con quien pudimos dialogar entre copa y copa de las nuevas añadas, pero sin dejar de lado cosechas históricas.

La Bodega Arístides se inció en las mentes de Federico Sottano y su primo Hugo Baro en las postrimerías del siglo XX, cuando hacia fines de la década de 1990 ambos empiezan a ultimar detalles para un lanzamiento que finalmente ocurriría en el 2001, junto al naciente nuevo siglo. Hoy, a 23 años de iniciado el camino, Arístides supo posicionarse en el Wine World con una producción de reconocida calidad y una variable de productos de distintas gamas que la sitúan en un lugar de referencia. Respetuosos del terroir y conscientes del esfuerzo hecho a lo largo de más de dos décadas, cada botella encierra una historia por descubrir.

Nuestro itinerario por el portfolio vínico de Arístides comenzó con la línea Compartido, label entry de la bodega, compuesta por vinos jóvenes entre los cuales probamos el Blend de Blancas y el Espumante Dulce, dos refrescantes exponentes de verano, pero que también son buenos ejemplares para empezar o terminar cualquier velada.

La siguiente línea bautizada La Estiba de Familia siempre me trae buenos recuerdos, ya que una de las primeras degustaciones a las que tuve la suerte de asistir hace ya unos cuantos años fue para probar estas etiquetas, que antes simulaban algo más vintage y que hace poco tuvieron un refresh que les vino muy bien. Dentro de esta línea, extensa en varietales, opté por probar el Bonarda y volví a sentirme en aquella lejana cata que les comentaba antes, acontecida en la Vinoteca Nuevas Raíces de Benavidez, cuando empezaba a meterme de lleno y en serio en el mundo del vino.

Llegamos así a una línea relativamente reciente de la bodega: Desterrado. Organizada en distintas etiquetas intituladas Inicio, Camino y Destino, todos sus componentes me parecen fabulosos. Tres Blends de uvas tintas para tener siempre en la cava.

La línea Confidencial, con su clásica marca de lacre en la etiqueta, nos regaló una de las sorpresas del encuentro, ya que pudimos disfrutar de añadas antiguas, entre ellas mis favoritas 2008 y 2005.

Antes del final volqué en mi copa una medida de cada uno de los tres vinos que componen la serie Partidas Únicas, que había tenido el gusto de probar en alguna feria. Tanto el Sauvignon Blanc, el Tempranillo o el Pinot Noir son vinos que adoro desde la concepción de la propia línea, pasando por la presentación en botella borgoña y sus etiquetas, hasta llegar obviamente a los vinos propiamente dichos. Los tres al anaquel de mis preferidos.

Cerré mi recorrido con un par de deditos del riquísimo Amistelado, un vino licoroso a base de Malbec, genial ya sea para engañar la tarde o para la hora de los postres.

por Diego Horacio Carnio para www.elperfectovino.com