El pasado sábado 1 de julio Vitte Wine Experience cumplió su primer aniversario y hasta allí fuimos para festejarlo y conocer sus dispensers de vinos y algunos de los platos de su carta, en el bonito local ubicado en José Bonifacio al 800, en el porteño barrio de Caballito.

por Diego Horacio Carnio

Además del ambiente relajado y amigable, enseguida llama la atención que en Vitte no haya carta de vinos, sino un concepto totalmente distinto que aboga por la autonomía y libertad del visitante, quien puede elegir libremente entre las más de 30 etiquetas disponibles en los diferentes dispensers de vino que hay en el local. Cada uno de ellos alberga tres botellas con la temperatura perfectamente controlada, para que la experiencia en copa sea realmente memorable. De esta manera, entre blancos, rosados y tintos, uno tiene la posibilidad de beber por copas, disfrutar de variados exponentes y compararlos, adecuando cada vino al plato que crea más significativo para armonizar con el maridaje que prefiera.

Esta tecnología aplicada al vino permite no sólo que la bebida esté siempre en las condiciones ideales de consumo, sino que esas características se mantengan inalterables durante todo el tiempo que cada botella permanece en el dispenser.

La propuesta de Vitte se completa con una carta de tapeos salados y dulces elaborada por el Chef Leandro Martínez, quien interviene en cada plato con una idea abarcativa y moderna que permite que haya opciones múltiples que pueden adaptarse no sólo a cada paladar, sino también a cada estilo de vino. Desde pastas artesanales a croquetas y buñuelos que nos hacen retornar a los sabores de aquellos platos de nuestras abuelas; desde carnes con originales acompañamientos a arroces, pescados y platos verdes… La gama de sabores cubre tradiciones y tendencias y permite un viaje sensorial que incluye, además, al dulce mundo de los postres en su itinerario.

Vale la pena acercarse hasta Vitte Wine Experience y vivir en primera persona la experiencia que proponen Juan Cruz Di Tullio, Hernán Barbeito y Dario Rocca, anfitriones del lugar a quienes aplaudo por permitir en Buenos Aires una experiencia gastronómica no sólo novedosa para la escena porteña, sino colmada de sabores y posibilidades distintas a la hora de elegir y combinar platos y copas.

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