Es sabido que la misma clase de uvas provenientes de sitios distintos pueden generar vinos muy diferentes entre sí, de ahí la importancia que en muchos casos tiene para los enólogos y wine makers el concepto de Terroir o Terruño.

La idea de terroir o terruño pretende describir a un espacio geográfico bien delimitado y con las mismas condiciones climáticas y de suelo en toda su extensión, factores que garantizan que los vinos allí producidos mantienen entre si similares condiciones.

El suelo, en la producción vitivinícola, es un factor sumamente importante, ya que sus características geológicas y orgánicas influyen notablemente sobre las vides y por ende sobre los vinos que de ellas nacerán, otorgándoles aromas, colores y sabores dispares a vinos producidos con la misma clase de cepa pero en lugares geográficos diferentes.

El terruño o terroir designa así a la marcada influencia del entorno sobre la vid y las uvas, extendiéndose esa influencia a los vinos que allí se producen.

Las condiciones e influencias del terroir o terruño sólo se mantienen en la producción cuidada de los vinos, en aquellos de carácter orgánico o, sin serlos de manera completa, en aquellos donde no hay exceso en el uso de nutrientes minerales agregados o artificiales. Cuando se abusa de esos recursos, se pierde obviamente todo aquello que las condiciones específicas del terruño podrían brindar al vino.

No son pocos los enólogos que afirman que, siguiendo la premisa conceptual de la influencia del terruño, no existe posibilidad alguna de lograr que dos vinos de diferentes procedencias fueron, sino iguales, al menos demasiado similares.